lunes, 10 de mayo de 2010

Contigo entre mis pies

Marzo inolvidable, después de un febrero criminal, llegaste esa noche a tu casa, hecha con tanto amor, amor previo, amor de ansiedad. No fue fragilidad, fue temor más bien lo que sentí al mirarte pequeño, curioso y por qué no decirlo, tan hostil. Espantados por un par de ínfimos blancos buscadores de aventuras en un mundo donde bailan mis pies a tu alrededor que han sido objeto de tu total diversión. Y es de jugar, abrazarse, ocultarse y correr hacia adelante pero dejas esa huella que yo he de seguir hasta dar contigo siempre, sorprenderte y sonreír. Si me destruye el silencio que dejas cuando te llamo y sé que no vendrás, así me marcho lentamente, esperando que vuelvas y me siento a esperar hasta que una rosada y húmeda nariz salga a explorar sus espacios, con sus juegos y túneles perfectos para ti, zapatos destruidos y plantillas con aireados agujeros que regalas cada día al encontrarlos por ahí y las raíces de las plantas que quisieras extraer de cada macetero que encuentras abandonado en tu andar. Descubriéndote talentos, destrezas y experiencias que aprendiste junto a mí, desde esos besos tibios cuando despiertas, enredado en tus mantas con tanto olor a ti. Sonríes con tu espalda enroscada, cantas tus sonidos que cuentan que estás siempre feliz. Esa es mi misión, procurar todos los días que crezcas, respires, te alimentes y tengas todo lo que quieras, que podamos compartir nuestras vidas, siempre juntos, aprendiendo de ti, sorprendiéndome a diario de tus decisiones, tu forma de ser y de sentir. Que puedas percibir este mundo extraño de manos que dan y quitan todo de tu alcance. Llenaste ese espacio único que compartimos los 3, a pesar que hay 2 más a quienes quisieras conocer más de cerca, pero no te lo permitiré. Una extraña manada con carácter y funciones exclusivas que ayudan al equilibrio de un hogar dependiente de la necesidad de amar y entregar dedicación entre sí.

Quiero vivir y morir contigo entre mis pies.

2 comentarios:

hipoceronte dijo...

Supuse que el Ale era curioso, pero no pequeño ni hostil.

Yiya dijo...

Jajaja no está dirigido al Ale este texto...