martes, 15 de marzo de 2011

Mal y extraño día

Todo comenzó como cualquier día martes, yo atrasada para irme al trabajo, el hurón haciendo de las suyas en el departamento, el Ale tratando de encontrar su ropa en el desastre como siempre. Después, en el trabajo intentando concentrarme me pilló la hora para irme a la Comisión Ética contra la Tortura para apoyar en la conferencia de prensa en conmemoración a los 10 años de existencia de esta organización. Por supuesto iba en nombre de mi familia y de todas aquellas que han pasado por situaciones similares, pero me armé de valor y dije lo que pensé era correcto decir en ese momento y a mi parecer me explayé como era debido. Salí de ahí pensando en los pacos asesinos crueles asquerosos, en las muertes injustas y regresé al trabajo a seguir con mi vida.

Unas horas más tardes vino la hora de almuerzo y salí con mi bicicleta como siempre. Llegando a Holanda con Irarrázaval escucho un perrito con un tono estremecedor, tanto que hizo que parara y viera donde estaba. El pobre estaba tirado en la cuneta con su cadera torcida recién atropellado. Dos chiquillas mechoneadas hediondas por sus compañeritos universitarios estaban ahí sujetando al perrito que se veía muy mal. Yo en mi total desesperación le encargué la bici al dueño del pollo con estilo que me conoce hace tiempo, fui a comprarle un pedacito de jamón al perro pensando que con eso distraería su dolor y no fue así.

Las chiquillas notaron que había hemorragia interna, hecho que me dejó la piel de gallina por supuesto. Las puras caras que teníamos las 3 hicieron que se acercara más gente para decidir qué se podía hacer. Otra mujer estilosa se acercó con su celular diciendo que ella siempre pasa por lo mismo y que sabía que en Ñuñoa había un centro de animales callejeros donde podían cuidarlo, así que no dudó en llamar.

Llamaba tantas veces, no contestaban nunca y pensamos que lo del canil era imposible. Yo entre tanto angustiada hice parar unos pacos en patrulla que pasaron por Irarrázaval, estacionaron y nos preguntaron qué pasaba. Les explicamos lo del perrito, ellos llamaron a las clínicas veterinarias cercanas pero el valor de la aetención y mejora no saldría menos de 100 lucas. Ellos empezaron a llamar al canil de Ñuñoa para gestionar que la camioneta viniera por el perrito. Éramos ya 5 personas en la calle, las 2 mechoneadas, la mujer estilosa, una señora ancianita coja , los 2 pacos y yo. El atropellador se dio a la fuga, tampoco vimos su patente así que ni siquiera se urgió por su falta, estamos seguros que podría haberse evitado puesto que en esa esquina hay un paso de cebra y todos los autos deben bajar la velocidad en ese lugar.

Finalmente el canil dijo que llegaría en 20 minutoas así que sólo era de esperar... me baja como la pálida más grande, me dan nauseas y me pongo a llorar ahí al lado del pobre perrito y aparece de la nada una compañera del colegio que me consuela un rato mientras esperamos a la camioneta.

Yo ya no daba más y me fui a mi departamento, las chiquillas esperarían la camioneta así que les dije que regresaría para saber si aún estaban ahí.

Cuando volví ya no había nadie, el perrito había sido trasladado al fin.

He aprendido que:

1.- Hay pacos y pacos...
2.- Hay personas y personas (que no deberían existir)
3.- No hay opciones para atender accidentes de animalitos, si bien Ñuñoa tiene ese canil, quien sabe si ahí sacrifican lo que entre, veré qué es lo que hacen, ojalá no me sacrifiquen.
4.- Hay gente que comprende y respeta mi sensibilidad y otra no.

2 comentarios:

hipoceronte dijo...

como siempre admiro tu sensibilidad, pero yo no hubiera hecho nada, lo ideal en esas ocasiones es que muera altiro. Así es no más con los perros, eso pasa porque existen perros callejeros y eso no debiera pasar. Tampoco encuentro malo a quien lo atropelló, aunque se haya ido, yo tampoco me hubiera bajado del auto.Así con la sinceridad, espero que estés bien. Las náuseas seguramente fue por las mechonas hediondas

Yiya dijo...

jajajajaj las minas fétidas!! estaba en shock la verdad y qué haces si el perro no muere, ahí comienza el dilema cruel...